Por mandato del presidente Alberto Fernández, el embajador argentino Daniel Scioli se reunió con parte del equipo del gobierno de Jair Bolsonaro para realizar gestiones y fijar pautas que eviten una ruptura en el bloque regional. Este tipo de debates no son nada nuevo del Mercosur pero en este año 2021, parece ser que se han acumulado bastantes por la opresión política los cuales pueden hacer llegar a algo definitivo.
La iniciativa es impulsada desde hace varios años por el Ministro de Economía, Paulo Guedes, como parte de su paquete de reformas para dinamizar la economía brasileña, y tiene el visto bueno del presidente, Jair Bolsonaro. Además, la rebaja arancelaria cuenta con el apoyo de Paraguay y Uruguay, que hace años reclaman una mayor apertura del bloque. Argentina, en cambio, se ha mostrado firme en su posición de que ahora no es el momento de avanzar hacia una mayor liberalización y que el camino es la integración interna.
En 1991 fue el año en el que se creó Mercosur ampliando la entrada en vigor de un arancel externo entre los 4 fundadores.
El nuevo AEC del Mercosur se ubicó en un promedio alrededor de 14%, un nivel que estaba en línea con los aranceles que en ese momento imponían las principales economías mundiales. Significando una gran y muy importante reducción arancelaria respecto al promedio que tenían vigente los países sudamericanos.
Teniendo en cuenta que la aplicación de este arancel no fue completa, sino que se pusieron en vigor múltiples mecanismos de excepción para que cada país pudiera modificar, de manera acotada, el arancel que imponía. Paraguay y Uruguay usaron estas excepciones para reducir sus aranceles, en cambio, Argentina los aumentó. La falta de consenso también dejó fuera del AEC a algunos sectores económicos, como el automotriz, que quedó regido por acuerdos bilaterales con aranceles del 35%. La intención era que estas excepciones, que distorsionaban el comercio interno y externo, estarían vigentes solo por un determinado tiempo de transición, mientras se negociaba la completa convergencia hacia el AEC de todos los países. Sin embargo, esto no ocurrió.
En las siguientes décadas el Mercosur no realizó ningún cambio importante en los niveles y estructura de su arancel externo. Mientras tanto, el resto del mundo avanzó en un ambicioso proceso de liberalización arancelaria. Como consecuencia, hoy el Mercosur tiene aranceles que están entre los más altos a nivel global. El arancel promedio del bloque, que sigue en torno al 14%, solo es comparable al de algunas economías africanas, y es casi 5 veces más alto que el aplicado por economías desarrolladas, como Estados Unidos, Canadá o Australia.