Estados Unidos de parte de los senadores demócratas propone incluir un impuesto a las importaciones de países que necesiten de políticas agresivas contra al cambio climático; todo esto como parte de un amplio plan presupuestario de 3.5 billones de dólares con otras disposiciones predestinadas a reducir la contaminación por combustibles fósiles.
El plan presupuestario incluye una serie de prioridades importantes sobre el cambio climático, incluida una sección conocida como «estándar de electricidad limpia» que requeriría que las empresas de energía aumenten gradualmente la cantidad de electricidad que generan a partir del viento, la energía solar y otras fuentes.
Dicha medida se hizo pública el mismo día que la Unión Europea hizo la suya y que coincidentemente ambas propuestas concuerdan con lo mismo, luchar contra el cambio climático, la diferencia que la UE va contra las emisiones de carbono.
Los desconfiados advierten que un impuesto fronterizo al carbono, que aún no ha sido implementado por ningún país, sería difícil de aplicar y los socios comerciales se molestarían acudiendo a la Organización Mundial del Comercio porque al final de todo siempre mermaran sus intereses.
China es el principal emisor mundial de gases de efecto invernadero que está impulsando el calentamiento global, seguido por EE.UU, la UE, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia, Irán y Canadá.
Del plan propuesto aún se desconoce el tema central; ya que al llamarlo simplemente una «tarifa de importación de quien contamina», el marco no explica qué se gravaría, a qué tasa o cuántos ingresos se esperaría generar.
El Presidente Joe Biden ha prometido reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos entre un 50% y un 52% por debajo de los niveles de 2005 para 2030.Dada la trayectoria actual del cambio climático, es crucial que los intentos iniciales de EE.UU y la UE para introducir impuestos fronterizos al carbono sean exitosos.
La UE lleva mucho tiempo procurando posicionarse como un líder climático internacional. Del mismo modo, una señal clara de los EE.UU en el sentido de reducir las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con el comercio internacional puede tener un amplio impacto global, y reforzaría la creciente reputación de Biden de ser un presidente capaz de plantear y concretar objetivos ambiciosos.