Vladimir Putin avisó a Occidente que podría poner fin a las exportaciones y los acuerdos, la respuesta más dura hasta ahora a las sanciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados por la invasión de Rusia a Ucrania.
Vladimir Putin firmó un amplio decreto por el que se prohíbe la exportación de productos y materias primas a las personas y entidades incluidas en una lista de sanciones que encargó elaborar al gobierno en un plazo de diez días.
El decreto, que entró en vigor con su publicación, da a Moscú el poder de sembrar el caos en los mercados, ya que podría detener en cualquier momento las exportaciones o romper los contratos con una entidad o persona que haya sido sancionada.
Putin enmarcó de forma explícita el decreto como una respuesta a lo que calificó como acciones ilegales de Estados Unidos y sus aliados, destinadas a privar “a la Federación Rusa, a los ciudadanos de la Federación Rusa y a las entidades legales rusas de sus derechos de propiedad o a restringirlos”.
El decreto establece “medidas económicas especiales de represalia en relación con las acciones no amistosas de ciertos estados extranjeros y organizaciones internacionales”.
El intento de Occidente de aislar económicamente a Rusia -uno de los mayores productores de recursos naturales del mundo- ha llevado a la economía mundial a un terreno desconocido, con precios al alza y advertencias de escasez de alimentos.
Desde que Occidente impuso las sanciones a Rusia, su economía -de US$ 1.8 billones- se encamina a su mayor contracción desde los años posteriores a la desintegración de la Unión Soviética en 1991, en medio de una inflación galopante.