El dinamismo en las exportaciones de petróleo de Estados Unidos ha tenido un gran impacto en el auge en la producción de gas de lutita o esquisto, en donde las exportaciones del crudo norteamericano mantienen un ritmo elevado hacia los mercados globales, cubriendo la brecha a nivel internacional y al mismo tiempo, limitando, un aumento de los propios inventarios nacionales.
Progresivamente, los suministros se han expandido, derivado del apogeo del gas de lutita en Estados Unidos. Julius Baer, el mayor banco de gestión de patrimonio suizo, considera que pese a las estadísticas menos puntuales de países individuales de Oriente, los datos generados en esta semana indican que es “probable que la situación de la oferta mundial se alivie”.
Los mercados mundiales de petróleo durante el mes de agosto, cerraron por segundo mes consecutivo con pérdidas ante preocupaciones sobre la desaceleración de la actividad económica global por políticas monetarias restrictivas, situación en la que el WTI se contrajo 9.82% mientras que el Brent desplomó 12.29%.
Mientras tanto, la dinámica del petróleo ruso continúa fluyendo con cadenas de suministro que al parecer se han ajustado frente a una relativa falta de interés por parte de compradores europeos, por lo que los cargamentos de petróleo crudo se dirigen ahora al Este, no al Oeste.
Por su parte las importaciones de petróleo de China mantuvieron en la semana una dinámica alejada de sus picos históricos alcanzados durante el año pasado ante desafíos de la segunda economía mundial por las interrupciones de actividades económicas derivadas de la política de tolerancia cero que busca obstruir el paso al Covid- 19.
Norbert Rücker, jefe de economía e investigación de la firma, asegura que las declaraciones de las naciones petroleras sobre la reimplementación de las restricciones en el suministro debido a que los precios cayeron presuntamente por debajo de los niveles considerados “justos” se han convertido en un tema a incluir por los mercados.
“Queda por ver si estos comentarios apuntan a una nueva fase de juegos de poder elevado en el mercado energético; curiosamente, los indicadores -incluidos el (de) almacenamiento, la curva de futuros y la actualización periódica de las naciones petroleras- no respaldan esta evaluación al 1 de septiembre”, sostiene.