Los BRICS es una asociación económica, política y social formada por: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este agrupamiento internacional es considerado como un paradigma de la cooperación Sur-sur e integra a cinco economías nacionales emergentes que en la década del 2000 las cuales eran las más prometedoras del mundo.
El bloque tiene una relevancia en el orden económico, ya que concentra el 42% de la población mundial, supera el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) y producen más de un tercio de la producción global de cereales. Además, representa el 30% del territorio del planeta y el 18% del comercio internacional.
Los BRICS dan un histórico paso al admitir a nuevos miembros: Argentina, Arabia Saudí, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán serán miembros plenos a partir del 1 de enero de 2024. Aproximadamente unos cuarenta países habían manifestado el deseo de adherirse.
El gobierno de AMLO rechazó la idea de pertenecer a los BRICS, y, aunque México no participará, celebró las uniones de estos países.
“Nosotros no vamos a participar en este bloque. Desde luego, celebramos que lo hagan otros países”, declaró AMLO. Lo anterior, por razones económicas y geopolítica, pues busca seguir fortaleciendo la Alianza de América del Norte. Diversas especulaciones surgen de esta integración internacional, al mencionar que fue motivada por el interés de dichas economías emergentes para manejar colectivamente su crecimiento global y aumentarlo antes del año 2050.
China siempre ha visto a esta asociación de países como un instrumento para aumentar su fuerza y su influencia global. Obviamente, que para que exista un nuevo campeón en la escena mundial, otro tiene que ser destronado, y México siendo amigo, aliado y vecino del campeón actual, rápidamente se dio cuenta del papel tan activo que los chinos han estado promoviendo para reemplazar a Estados Unidos como líder económico mundial.
A China le conviene que BRICS no solo crezca como grupo, sino que también evolucione para que se convierta en una contraparte del G-7, la asociación de las siete economías más avanzadas del planeta, cuyo músculo económico ha disminuido por no haberse actualizado.
El problema es que la India, el otro gigante económico, quiere ser líder mundial también. Aunque el enfoque indio no es de confrontación, sino de asociación. Si el BRICS siguiera esa otra perspectiva, traería consigo nuevas formas y reglas para promover la cooperación entre los países en desarrollo. El resultado aportaría nuevas fórmulas para reformar el sistema económico y financiero internacional, que de paso abordaría los grandes problemas globales como los impactos del cambio climático.
México siempre ha mantenido abierta la puerta a todos los países, por decisión propia, está unido a Estados Unidos y a Canadá, una alianza norteamericana muy poderosa. Uno de los elementos más cuestionados por los cinco países originales de BRICS, y ciertamente por varios de los que se acaban de unir a esa alianza, está en sí dejar, o no, que el dólar estadounidense sea la moneda de cambio más fuerte en el comercio mundial. En pocas palabras: si México se alinea con los BRICS, eso podría alterar la dinámica geopolítica en toda la región de América del Norte y en América Latina.