La anulación de dos acuerdos entre Marruecos y la Unión Europea –el de pesca y el de libre comercio y productos agrícolas– por parte del Tribunal General de la Unión Europea tiene un gran calado político. El organismo europeo canceló los acuerdos porque implican comerciar con productos del Sáhara Occidental y desplegarían sus efectos sobre un territorio que la comunidad internacional no reconoce como parte de Marruecos. Marruecos está convencido de que la justicia europea terminará manteniendo los acuerdos tal como están. Oubi Bucharaya, el representante de la organización saharaui ante la UE señala que, si Europa «violase las resoluciones de su propia justicia solo para tener a Marruecos como socio en una situación de privilegio, Marruecos ya no se sentirá obligado con Naciones Unidas para descolonizar el territorio.
En cualquier caso, tanto las fuentes marroquíes consultadas como el Frente Polisario coinciden en señalar que las implicaciones políticas de los dos acuerdos son mucho mayores que las económicas.
Lo que no se suele precisar es cuántos de ellos faenan en el Sáhara Occidental. Y de ellas, solo las categorías artesanales sur y arrastre de fondo trabajan en aguas adyacentes al Sáhara Occidental. Pero eso no significa que faenen cada año 22 barcos españoles en el Sáhara. Una fuente europea conocedora de las negociaciones indica, bajo la condición de anonimato, que al Gobierno español puede convenirle en este momento defender los intereses de Marruecos ante la Unión Europea, para que Rabat siga su camino de restablecer relaciones con Madrid.
La misma fuente explica que a Marruecos el litigio en Europa le sirve para reclamar su control sobre el Sáhara Occidental, aunque el beneficio económico que saca de los acuerdos no sea tan importante. Y al Frente Polisario, con Argelia detrás, esto le sirve para que se le reconozca como personalidad jurídica ante la UE y para que un tribunal sostenga que el Sáhara Occidental no pertenece a Marruecos, concluye. Marruecos, a cambio de permitir el acceso tanto a sus aguas como a las del Sáhara Occidental, percibe una media de 50 millones anuales de euros, según contempla el último acuerdo pesquero, vigente desde 2019 hasta 2023. Y Marruecos ha invertido mucho desde su recuperación en 1975.
Por cada euro producido en el Sáhara, el Estado destina siete más.