¿Un nuevo tratado de libre comercio?
La relación comercial entre México, Estados Unidos y Canadá no es nueva. Desde 1994, con la entrada en vigor del TLCAN, se abrieron las puertas para el libre comercio entre los tres países, beneficiando así la economía de las tres naciones. Durante el 2016, y como parte de su campaña presidencial Make America Great Again, Donad Trump prometió a los ciudadanos estadounidenses una renegociación del tratado que pusiera a EEUU primero, y el T-MEC es resultado de dichas negociaciones.
Entonces, si bien no es un “nuevo” tratado de libre comercio, toma como base el tratado anterior y modifica varias de las regulaciones para así asegurar una mejor relación comercial, que como muchos analistas han descubierto, beneficia en varios puntos a Estados Unidos.
Los principales cambios
Es lógico que, como ya se mencionó, muchas de las normas que existían seguirán teniendo validez, pero se adecuarán al clima económico actual. Hay otras que, sin embargo, fueron cambiadas en su totalidad, o se les agregaron nuevas cláusulas y se les quitaron otras.
Los principales cambios que vienen en el T-MEC incluyen cláusulas anticorrupción, el salario de los trabajadores y sobre la exportación de ciertos productos para poder acceder a aranceles preferenciales. Lo que queda claro con todo esto es que el país tendrá que hacer varios cambios para mantenerse como uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos y apoyar así a que la economía siga creciendo.
¿Qué sucede con los importadores?
Dentro de los cambios que se tendrán que hacer internamente en las políticas del país para adecuarse al nuevo tratado comercial, se encuentra el aumento al salario mínimo, ya que una de las estipulaciones es que para la exportación de productos y poder acceder a aranceles preferenciales, en primer lugar, al menos el 40% de dicho producto tuvo que ser elaborado por trabajadores que reciban 16 dólares por hora.
En segundo lugar, al menos el 75% del producto debe ser producido con materiales y en el territorio de los tres países que forman parte del tratado. Es ahí donde se generará cambios en materia de importación.
Hoy en día, por ejemplo, gran parte del acero que se usa para la producción de autopartes que luego se ensamblan y se exportan a EEUU, provienen de China. Con las modificaciones que se realizaron, sin embargo, se debería cambiar de proveedor a acero estadounidense, canadiense o mexicano para alcanzar la estipulación del 75%.
Pasos a futuro
Con todo esto, en México podrían suceder dos escenarios principalmente:
- Uno: se podría empezar a pagar aranceles a EEUU y se seguiría importando productos de diferentes países para la maquila en México y su futura exportación.
- Dos: México podría optar por usar materia prima nacional, estadounidense o canadiense y alcanzar así el 75% para tener acceso a dichos aranceles y no tener que pagar comisiones extras, perjudicando a los mercados a los que se compraba anteriormente.
Suceda lo que suceda, es claro que se tendrán que hacer cambios internos en materia de importaciones, todo desencadenado del T-MEC y las nuevas políticas impuestas por Trump.
Quizá aún no sabemos exactamente si a largo plazo esto será más benéfico o perjudicial, pero sabemos se aumentará la competitividad en el mercado y eso a la larga podría fortalecer la economía mexicana y el comercio exterior en general.
Por lo pronto, ya solo falta Canadá por ratificar el Tratado, proceso que requiere de tres lecturas en la Cámara Baja seguido por tres lecturas en el Senado, para finalmente presentarse para Asentimiento Real. El Parlamento canadiense iniciará sus labores el 27 de enero.
El Tratado entrará en vigor el primer día del tercer mes después de que el último socio comercial notifique que ha concluido sus procedimientos internos de aprobación, fecha que podría cumplirse al inicio del segundo semestre de 2020.