Durante las últimas semanas la representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai, ha estado trabajando en negociaciones formales bajo el Acuerdo México – EE.UU.-Canadá (T-MEC) durante las últimas semanas y ha estado en conversaciones con otras agencias.
En respuesta, Kenneth Smith Ramos, jefe negociador técnico del T-MEC de México, advirtió que si Estados Unidos gana el caso y México se niega a corregir su posición en el sector energético, el gobierno de EE. UU., está en una posición estratégica para maximizar tarifas, represalias políticas y presiones económicas que sin duda afectarán la economía del país.
Eso significa que miles de millones de dólares podrían estar involucrados en la manipulación de productos básicos, ya que EE. UU., podría apuntar a productos sensibles como los aguacates, el azúcar, cerveza, tequila, tomates o ciertos productos manufacturados como automóviles, autopartes, en fin, cualquier producto que tenga una participación significativa en el mercado de las importaciones estadounidenses.
Según las reglas del T-MEC, dicha solicitud le daría a México 30 días para acordar una fecha de audiencia. Si no se llega a un acuerdo después de 75 días, EE. UU., podría solicitar un panel formal para escuchar los argumentos de ambos países.
Si México se une al organismo de resolución de disputas del T-MEC y pierde, y no cambia su postura sobre el sector energético, el país corre el riesgo de represalias de Estados Unidos en forma de aranceles más altos a las exportaciones mexicanas.