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En los últimos años se han experimentado cambios importantes en el escenario internacional, como las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, además de la pandemia, que generaron disrupciones en las cadenas de suministro y escasez global, derivando en una tendencia a la desglobalización y la relocalización de inversiones, centros de producción y distribución; con el propósito de minimizar la dependencia de insumos del exterior y evitar nuevas afectaciones a la industria y el comercio.
Así surge el Nearshoring, que representa una oportunidad histórica en nuestro país, para atraer la inversión y crecimiento económico derivado de la vecindad del territorio nacional con los Estados Unidos y a la vez una prioridad para impulsar la competitividad en la región.
Si bien esta tendencia ha generado la atracción de inversiones a México, existen factores que hacen que un alto porcentaje (alrededor de un 80%) prefiera reubicarse en otros países, incluido Estados Unidos. ¿Qué se necesita para aprovechar esta coyuntura? Existen muchas áreas de oportunidad, pero en materia de comercio exterior, es indispensable contar con procesos aduaneros predecibles, transparentes y eficientes, basados en los estándares y buenas prácticas internacionales, siendo uno de los pilares más importantes el establecimiento de canales institucionales de comunicación con el sector privado.
¿Dónde estamos? En el ámbito nacional, al acercarnos al final de la presente administración, podemos decir que la aduana ha experimentado cambios profundos durante esta administración: ha tenido 5 titulares, se desincorporó del Servicio de Administración Tributaria con la creación de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) y se militarizó.
Hoy más que nunca, es indispensable y urgente implementar medidas que permitan facilitar y agilizar el comercio legítimo, focalizar los controles en las operaciones y operadores de alto riesgo, a través de un sistema institucional de gestión de riesgo, así como fortalecer las capacidades de la aduana tanto a nivel normativo como operativo, mediante la capacitación, especialización y el uso de sistemas, tecnología, inteligencia artificial y la coordinación e intercambio de información con las diferentes áreas fiscalizadoras.